Una ruta exigente por paisajes espectaculares
El Anillo Vindio es el nombre que recibe la travesía circular que recorre el macizo Occidental de los Picos de Europa (macizo de El Cornión). El nombre «Vindio» hace referencia a los montes Vindios, que toma su nombre de la última tribu cántabra que resistió la conquista romana.
El Anillo Vindio conecta tres refugios emblemáticos del macizo Occidental, el Refugio Vega de Ario (1.630 m), situado en un balcón natural con vistas al macizo Central y al mar cantábrico, con unos atardeceres inolvidables, el refugio de Vegarredonda (1.470 m), al pié de las grandes moles calizas del macizo y el refugio de Vegabaño (1.432 m), situado en pleno bosque de hayas, un oasis de tranquilidad y biodiversidad.
La ruta hay que hacerla en tres o cuatro días, pues tiene unos 63 km de longitud y 3.900 metros de desnivel. Se trata de la menos conocida de las tres rutas del Anillo de Picos, que recorren sus tres macizos, lejos del transitado macizo central, pero no por ello es menos espectacular.

Nosotros hicimos el Anillo en Semana Santa, con bastante nieve en las zonas altas del macizo y sin cruzarnos con nadie en prácticamente todo el recorrido. Comenzamos en Posada de Valdeón, yendo hacia Caín, para entrar en la conocida Ruta del Cares, de la hay que desviarse un poco más adelante para ascender por la exigente y empinada Canal de Trea hacia el refugio Vega de Ario. Entre este refugio y el siguiente existe una variante más sencilla (que hicimos porque había mucha niebla) que baja hasta los Lagos de Covadonga, pasando por la orilla del lago de la Ercina, el más alto, para subir posteriormente al refugio de Vegarredonda. La ruta entre Vegarredonda y Vegabaño es la más exigente del anillo y en condiciones invernales es imprescindible tener conocimientos de alta montaña y conviene llevar el recorrido en GPS para no perderse entre las escarpadas cumbres, canales y jous, que con niebla podrían conducirte a cualquier corredor sin salida o directamente a un precipicio.

El recorrido bordea las espectaculares cumbres de la Torre de Santa María y la Torre Santa de Castilla. Bajando por el empinado corredor del Perro se sale de las cumbres altas del macizo y de las praderas alpinas y se llega al bosque donde se encuentra el refugio de Vegabaño, un remanso de paz después de una dura jornada. Ya solo queda una facil ruta por bosques y praderas para alcanzar de nuevo Posada de Valdeón.
Una magnífica ruta de montaña, con canales escarpadas y terrenos caóticos, con el aliciente de hacer noche cómodamente en sus tres magníficos refugios, donde las cenas, preparadas por sus guardas, haran las delicias de cualquier montañero. Unos fabulosos días de montaña en la mejor compañía y triunfo total!!









































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